La Estrategia Ganadora

La Estrategia Ganadora

Roberto Martínez


Vivimos tiempos complejos, donde jóvenes y mayores compartimos la misma sensación: incertidumbre, una sensación común en toda Europa.  Años de crisis encadenadas nos han traído a la actualidad política, social y cultural, que Europa no parece haber entendido hasta la Guerra de Ucrania. Es cierto que mejor tarde que nunca, pero debemos tomar acción para frenar las amenazas hacia nuestra libertad. 

 

En el mundo solo el 29% de la población mundial vive en una democracia, dato que baja hasta el 13% si hablamos de democracias liberales, según los datos de OWiD (2022)[1], datos especialmente preocupantes si los comparamos con los previos al COVID. La democracia no es la moda en el mundo, la gestión de las crisis, el auge y la influencia de China, hacen ver en su modelo una vía para la resolución de la incertidumbre por la que pasamos, incluso si prescindir de nuestra forma de vida fuera necesario. 


Jóvenes y mayores buscamos estabilidad, algo legítimo, pero que genera un malestar y enfado que cuestionan las bases mismas de nuestra democracia. Esta cuestión es realmente peligrosa si no frenamos las injerencias de actores antidemocráticos con el fin de quebrar aún más nuestro modelo. Ya hemos visto el peligro de la injerencia rusa en nuestro propio país de una manera más clara, pero desobedecemos aquellas intromisiones cuando lo que hacen es traer capital en momentos de recesión económica. 


Europa, además, está sumergida en un proceso de transición energética que se ha visto contaminado, de nuevo, por la invasión a Ucrania, retrocediendo al uso del carbón y, por fin, despenalizando el uso de la energía nuclear en la Unión. Pequeños pasos, pero que no terminan de asentarse formalmente, aumentando el precio de la electricidad y subiendo un grado más la inestabilidad, el descontento y el enfado de jóvenes y mayores. 

 

Otro de los dilemas que Europa no termina de afrontar es la trata de personas en el mediterráneo. Qué mente sería capaz de consentir la trata de personas, el uso y la financiación de organizaciones criminales que se lucran con la desesperación de las personas. Son peligros que para un europeo cuesta concebir, pues nuestra educación basada en el humanismo y la cultura grecolatina, de la que nacen los derechos humanos y sobre los que nos basamos para nuestra toma de acciones, nos limita a la hora de ejecutar, pues esa educación está muerta por el relativismo. 

 

La Europa de jóvenes y mayores comparte enfado y frustración porque a nuestro modelo le ha matado el relativismo. La democracia basada en una maquinaria electoral; las injerencias que consentimos solo si beneficia nuestra inmediatez económica, incluso si hay que poner en juego la soberanía; la energía, entendida como un concepto de unión y no de estabilidad estratégica; la trata de personas que no comprendemos, y tratamos de luchar contra ella de manera eficaz. Todas estas tienen una característica en común: el relativismo, tanto moral como político. 

 

Europa necesita encauzar sus políticas en una postura estratégica clara, que tenga en cuenta las sensibilidades de las personas y no de los Estados. Para ello, debe hacer un análisis exhaustivo de principio a fin, pero sobre todo marcar unas metas que establezcan un objetivo: la autonomía estratégica europea. Para ello serán necesarias nuevas estructuras militares, que afiancen nuestra autonomía en el mundo y construyan un elemento independiente. También una transición energética verde, sí; pero ejecutada de una manera concienzuda pensando en las personas. 

 

Europa necesita, en definitiva, abandonar el relativismo y centrar su cauce en una estrategia basada en valores comunes, universales y verdaderos, que garanticen la libertad del Hombre, ensalcen su humanidad y enriquezcan su sociedad. Europa necesita volver a ser el foco del mundo, luchando por la democracia basada en la libertad de la persona; construir un modelo energético que vele por la neutralidad de carbono, el bajo coste, la independencia y estabilidad estratégica. Velar por un mediterráneo vivo, donde se garantice la humanidad y una lucha contra la trata de personas. 

 

En un mundo en constante cambio, seguir la Luz de los valores es la estrategia ganadora.



[1] Roa, M. M. (2023, 17 febrero). El estado de la democracia en el mundo. Statista Daily Data. https://es.statista.com/grafico/19319/paises-y-territorios-clasificados-segun-el-indice-de-democracia-global/