La Defensa del Campo

LA DEFENSA DEL CAMPO - MONIR DARRAZI ANBARI

Las protestas que se están produciendo por parte del campo estos días refleja el interés que este gobierno tiene sobre el país que gobierna. Tenemos un sector primario harto de que se les trate como ciudadanos de segunda, que tengan que sacrificar ellos el pan y el futuro de sus hijos para que la clase política, ya no solo la española sino la europea puedan seguir viviendo a cuerpo de reyes.

Apoyar el campo español ya no solo se ha convertido en un deber que podríamos clasificar como patriótico, sino que también como un deber moral. No nos podemos olvidar que gracias a gente muy valiente como los agricultores y los ganaderos tenemos un plato de comida en la mesa de nuestra casa. Plato, que se ve amenazado por algunas políticas inservibles.


Entre esas políticas que han sido impulsadas por la Unión Europea encontramos el famoso Pacto Verde Europeo, pacto, que condena al campo de todos los países miembros a la miseria. A este pacto se le une la PAC, organismo que se encarga de dirigir la política agraria de todos los países miembros incrementando la burocracia, obligando y dictaminando al sector primario que producir, como producirlo, cuanto producir y a que precio venderlo. Estas políticas han provocado en España la desaparición de más de 75.000 explotaciones agrarias y el incremento de los costes de producción, dando lugar a que muchos agricultores lleguen a vender a pérdidas.


Todas estas políticas se aplican buscando, según la UE, reducir las emisiones de efecto invernadero. Pero hay que destacar que la UE (entre todos los países miembros) en el 2020 tan solo era responsable del 5,84% de todas las emisiones globales. Porcentaje muy reducido si lo comparamos con China (30%), EE. UU. (15%) y la India (8%). Países que lejos de buscar reducir sus emisiones, las incrementan. La UE, mediante las medidas ya mencionadas, busca que sean los ciudadanos, los agricultores y los ganaderos europeos quienes paguen con dichas emisiones provocadas por otros países.


Desde Bruselas también se ha legislado en contra del uso de ciertos pesticidas, así como de formas de llevar a cabo la actividad agraria que podrían resultar perjudiciales para la salud de los consumidores. Medidas que, a simple vista, pueden resultar necesarias y beneficiosas, si no fuera que, la UE importa grandes toneladas de productos agrarios de países que no cumplen con las medidas de higiene, de calidad y mucho menos de tratamiento que impone la misma UE. Esto ha llevado a que los agricultores acusen a los dirigentes políticos de hipócritas y de facilitar la competencia desleal.


Muchos defienden los aranceles como una medida legítima para luchar contra estos productos importados. Pero lejos de solucionar los problemas causarían otros. Serían los consumidores quienes ya no solo se podrían permitir los productos nacionales, sino que tampoco aquellos importados. Los aranceles no solucionarían las dificultades por las que esta pasando el campo. Seria intentar poner un pequeño parche a una herida abierta.


Lo que el campo pide no es poner travas a los productos importados, sino que estos compitan en igualdad de condiciones. Lo que piden es acabar con la burocracia, lo que piden es que tener la libertad de decidir que cultivar, cuanto cultivar y a qué precio venderlo, lo que buscan es que se les permita vivir. La solución residiría en una liberalización del sector, y que sean los productores y consumidores, sin la intervención del Estado ni de los burócratas, quienes decidan lo que ahora deciden otros.


Estas protestas reflejan el verdadero espíritu del pueblo español, un pueblo dormido y pasivo, pero que cuando ha tenido que defender aquello que tanto ama a demostrado valentía y ferocidad, como bien supo hacerlo el pueblo español ante la invasión de Napoleón.


Defender la agricultura es defender las bases de nuestra sociedad y de nuestro país, sin ellos nosotros no somos nada, ellos sin nosotros todo. Hay que valorar el esfuerzo que realizan cada día y apoyarlos en su lucha. Recuerdar que los políticos y los burócratas no solo juegan con el futuro de los agricultores y de los ganaderos, están jugando también con el tuyo.