Libertad a la Española

Hace unos días un amigo me reprendió duramente por señalar a Margaret Thatcher como mi referente liberal. Como nacionalista hiperventilado, mi viejo amigo, consideraba exacerbada mi admiración babeante por la lideresa británica y pese a cuestionarmelo durante días, le di la razón con asumida vergüenza ya que, no solía dirigirme con la misma pasión hacia los liberales españoles. Yo, que soy un liberal convencido, que siento y vivo la lucha de la libertad como una obligación propia de la moral, nacida de la inteligencia y de la inherente naturaleza humana, siento que hemos sido injustos para variar, con el legado español. Desde el inicio del siglo XIX son muchas, las aportaciones ideológicas de intelectuales y pensadores españoles, o de incluso, heroínas, a la batalla por la libertad. 



Pues bien, como soy de enmendar errores, esto es un breve resumen del ideario castizo liberal, muy diferente del británico, siempre elegante en su aplicación o del francés más acelerado y de conclusiones tibias. En España hemos procesado una fe ardiente y a la vez de sosegadas reflexiones, en la que la defensa del individuo se hace aún más fuerte al contar, con esas arraigadas tradiciones que ponen en valor el libre albedrío, con esa máxima patria de vivir el presente, sin miedo al futuro pero sin olvidar el pasado. En Inglaterra, las apariencias importan, en Francia igual, pero en una nación cuyos grandes hombres siempre han sido heroicos andrajosos de vestiduras rasgadas que no sufrían por su aspecto sino por derramar la mayor cantidad de sangre enemiga, esa libertad está arraigada en nuestra forma de ser, comentamos, somos chismosos, pero dejamos ser, siempre lo hemos hecho y claro, una nación cuna de la picaresca, de lo revolucionario y transgresor, no se podía quedar atrás en la defensa de esa autonomía individual frente al estado. 



En la Historia. 

No podemos obviar que nuestro afecto por la libertad crece y se reproduce en los campos de Cádiz y que su fruto lo vemos en su hija, de nombre Pepa y que significó la expresión unánime de un pueblo que se acostó lacayo y despertó dueño y señor de sus vidas. Un pueblo que asumió su obligación de soberano que siempre había cedido con relativa sumisión al monarca. Traidores en este país, ha habido muchos, en el trono pocos, pero ninguno como Fernando VII, siempre reticente a arrodillarse ante su pueblo del que emanaba su poder pese a los intentos de esconderse en su supuesta divinidad. Siempre he creído en Dios y sé que si de él dependiera jamás en el trono se hubiera sentado semejante idiota de brutas costumbres y ceguera autoimpuesta. Los españoles en 1812 y en los sucesivos años dimos un recital de orgullo, dignidad y de cómo puede germinar la semilla de la democracia en una sociedad de manera natural y espontánea. Hoy recordaremos las ideas de Mariana Pineda, Cánovas del Castillo o Antonio Escohotado, entre otros. Del continuismo de la transición y de su oposición, el rupturismo y de como España abrazó la concordia y asumió que, la libertad sería para todos o no sería. 


El Ejemplo de Mariana Pineda. 

Nacida en 1804 en Granada, siempre se situó en el lado de los insurrectos. Su infancia complicada marcó una personalidad fuerte que se caracterizó por no tener miedo a lo que pudiera ocurrirle siempre que fuese en defensa de aquellos soberanos que no ejercían su poder por imposición real. Mariana fue detenida por bordar en una bandera el lema "Libertad, igualdad y ley" fue su alcalde el que la persiguió por sus "peligrosas" aspiraciones y, sin embargo, la revolucionaria no cejó en su defensa de la libertad y soberanía del pueblo. Mariana, fue detenida y maltratada. Nueve, fueron los días que estuvo detenida y aún asi, encarcelada por sus ideas, jamás se rindió ante sus carceleros, urdió un plan para salir de aquella celda y aunque fue descubierta, prefirió asumir su destino antes que delatar a sus compañeros. El propio ministro de justicia le propuso el indulto a cambio de los nombres de sus aliados a lo que ella, siempre firme, contestó: "nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios" 

Mariana sabía que su obcecada defensa en un sistema liberal le costaría la vida pero no temió a sus enemigos, al contrario, asumió con resignación que no había muerte más digna que la que se daba en nombre de la libertad y finalmente, tras un juicio de dudosa calidad en la que la revolucionaria no pudo demostrar su inocencia puesto que si, había luchado por la libertad de su pueblo, el felón de Fernando VII firmó su sentencia de muerte y allí, en la actual plaza de la libertad, en la tierra que la vió nacer y con un cristo entre las manos fue asesinada ante un pueblo que, hoy, no sería libre si no fuese por ella. 

Pocos ejemplos nos pueden enseñar tanto sobre el valor de la libertad, como el de una mujer, de buena cuna que renunció a una vida cómoda porque su pueblo no podía seguir siendo esclavo de gobernantes ilegítimos. Su honor, dignidad, orgullo y compromiso deben ser recordados puesto que sin ella, hoy, no seríamos la España que somos. 



De Cánovas del Castillo a Escohotado. Antonios por la libertad. 

Si algo nos ha dado el "canovismo" es el concepto de "revolución pacífica" D. Antonio, solo ambicionó una cosa en su vida, el establecimiento de un sistema liberal tradicional en el que la alternancia del poder dentro de un sistema de reconocidas libertades y derechos, garantizara la continuidad de un estado que, aunque fuese simbólicamente, recogía su poder del pueblo. Todos sabemos que el turnismo fue una gran mentira y por mucho que no nos guste, lo cierto es que gran parte del pueblo aún seguía siendo lacayo y sin dicho teatrillo quizás ese sistema en una España como la del siglo XIX no se hubiese dado. Sagasta, coetaneo suyo y líder del partido liberal fue otro de los grandes nombres de aquella España libre que defendió un sistema social y educativo basado en un laicismo parcial, lo cual, en aquellos tiempos era algo revolucionario y transgresor. Ambos líderes tuvieron que asumir una figura vergonzante como el cacique para hacer realidad esa aspiración democrática del turnismo pacífico, en el fondo, eran soñadores que tuvieron que engañar a su pueblo para que conocieran lo que era ser libres. 


Las bases del sistema liberal español ya las conocemos, tanto las constituciones del siglo XIX como la de la segunda República fueron utilizadas como fuentes originarias del sistema actual, todos conocemos el amor de Maura y Alcalá-Zamora por la democracia y la libertad, al fin y al cabo, fueron los precursores de un sistema democrático sin ley que desembocó en otro con ley pero sin democracia. 


Durante la dictadura del general Franco, pocos fueron los valientes que, desde la clandestinidad intentaron hacer caer ese oscuro régimen totalitario que mantuvo la soberanía española secuestrada, Escohotado, fue uno de ellos. Su militancia en el Partido comunista durante los años 60, le llevaron a conocer bien el sistema utópico que proponen los comunistas y del que luego, huyó ideológicamente, al definirse como un demócrata liberal. Con la vejez, el maestro, nos dio la que hasta ahora, en mi humilde opinión, es la mayor obra liberal escrita por un español, con "Los enemigos del comercio. Una historia moral de la propiedad" Escohotado acude a las fuentes filosóficas clásicas y hace un recorrido sobrecogedor para entender quiénes son los enemigos del libre mercado y el por qué de su odio. Su libro vino acompañado de dos más en los que, el autor, nos enseña las similitudes entre un líder comunista y un mesías bíblico que viene a salvarnos la vida y a entregarnos la libertad a cambio de nuestro dogmático compromiso para con ellos. Escohotado, sentó las bases de una oposición a la española contra aquellos que quieren un sistema utópico y totalitario en favor de un líder todopoderoso que nos perdonará nuestros "pecados" y nos dejará vivir "libres". 



Hoy y siempre. Libertad. 

Es evidente que el ejemplo de las grandes figuras liberales castizas nos han influido en la idea de que un sistema liberal es la única opción viable. Siempre me gusta recordar que, frente a los impostados y artificiales sistemas totalitarios (socialismo y sus vertientes) el liberalismo es y será, el sistema propio de la naturaleza humana. Los hombres siempre ambiciosos por lograr un futuro mejor para los suyos y para sí mismos, hemos comprobado como las falsedades del autoritarismo mesiánico sólo conducen a un empobrecimiento de la población general. Ejemplo de ello, es Berlín porque... No recuerdo bien ¿Hacia qué lado corría el pueblo tras la caída del muro? Es absurdo ir contra nuestra naturaleza, hacerlo, solo lleva a conclusiones funestas para nuestra sociedad. La historia nos ha enseñado como el perdón y la concordia son el camino para lograr esa libertad, los españoles, lo hicimos en 1978 y frente a ese rupturismo de los utópicos se impuso la indulgente continuidad y el consiguiente inicio del periodo más próspero y seguro del reino. Antes de terminar, creo que es importante recordar que, si nuestros abuelos perdonaron ¿Quiénes somos nosotros para odiar? Es tiempo de que nos inspire ese sentimiento de gracia que condujo a Adolfo Suárez, Fraga, Felipe González y Santiago Carrillo a construir el sistema que tenemos, hoy, somos libres porque se impuso la razón a los sentimientos y porque el pueblo quiso libertad para todos y no solo para unos pocos. 


Fernando Bustillo